11 de enero de 2011

Sin título.

Le he robado la cartera a la tristeza. He tenido tardes muertas con mis culpas. He probado drogas pasando noches enteras fuera de mi cuerpo y, en esas noches, he hecho cosas que no recuerdo y otras que querría no recordar. He bebido los licores de la más absoluta felicidad y también me han aplastado los miedos de la infancia. He querido y he odiado. He intentado saltar las tapias del rencor, aunque en vano. He hecho cosas irreparables. He pedido perdón. He mentido por un beso y he dicho la verdad aún sabiendo que así lo perdería todo. He tanteado con mi mano el camino que dejó su sombra, pero no he encontrado así el tiempo perdido. He sido Electra, Pandora y Penélope. He flotado desnuda en el mar, pero no fui capaz de atrasar los calendarios. He corrido delante de la poli y he guardado substancias ilegales en mi bolsillo. He vuelto a casa cuando ya había salido el Sol. He visto llorar a mis padres. Me han decepcionado y he decepcionado. He visto como España ganaba un Mundial mientras me preguntaba si yo ganaría algo alguna vez. He hecho muchísimas cosas por muchas personas, sin pedir nada a cambio. He ocultado mis defectos para poder vivir mejor. He visto como la pobreza se pasea por las aceras y he vaciado mis bolsillos en más de un sombrero de los músicos del metro. Me han engañado, he sido fiel y ha dado hasta vaciarme. He firmado 900 despedidas y un reencuentro que jamás sucedió. He probado la anestesia. He sido cobarde y valiente como quien viaja de Groenlandia hasta la Antártida. He pensado que no valía para escribir. Me emocioné la primera vez que vi nevar. He escuchado lo que decía el mar. He sido la persona más simple del mundo, y la más compleja a la vez. Me he hecho la dormida y he probado la gloria tras darlo todo por perdido. Me ha gastado mucho dinero en cosas innecesarias. Me han roto el corazón de todas las formas posibles y también he hecho mucho daño. Me he perdido en Madrid. He echado de menos Coruña. He viajado en business y me he subido a coches de desconocidos. He visto el amor con estos ojos. He hecho mucho caso a mi corazón y muy poco a mi cabeza, y así me fue. He probado 100 salivas diferentes.
Pero lo más importante: de pequeña, quería ser astronauta. Y ahora que aspiro a convertirme en escritora, me digo que si. Que puedo llegar a la Luna, y que si me desintegro por el camino, es mucho mejor que no haber despegado nunca. 

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