Qué absurda derrota, dijo la primavera
mientras enumeraba, una a una
las noches que quedaban para contar estrellas
y renglones en blanco;
los anhelos que al cumplirse se degradan,
de los que hablaba Benítez.
Levantaste la vista,
fue un segundo.
Cuando la primavera, derrotada, sea gris
y no haya en ti valor suficiente
para robar colores a la paleta,
recuerda que fue un golpe de suerte.
Tú traías un naufragio entre las manos
y yo parches de todos los tamaños;
Levantaste la vista,
fue un segundo.
Dejé caer mis ojos en tu descuido.
Delicado.
ResponderEliminarPalabra que para mí define todo el texto.
La última frase sin duda, mi favorita.
ResponderEliminarEscribe pequeña
ResponderEliminarEste poema es tan ligero como el verano.
ResponderEliminarUn soplo de aire fresco.
Me encanta :)
Te sigo desde http://drogasyamoor.blogspot.com.es/
La última frase, sin duda, la mejor.
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