25 de marzo de 2013

Y ni así consigo echarte de menos

Es extraño ser un extraño en tu propia vida
las aceras de esta calle todavía tienen las huellas de mis botas
de tantos años subiendo y bajando la cuesta
que une tu casa y la mía.
Cuando una caricia era prudencia y un beso promesa
y lo más parecido a hacer el amor era hablar de amor
delante de las primeras cervezas,
cuando el mundo se paraba en ese momento
en el que el día se apaga y las farolas
todavía no se encienden ,
concediéndole unos instantes de tregua
a los que están en edad de quererse en los portales.

Me cuentan que en este banco te entregué pedacitos de alma
perdiéndome entre tus labios. Que mordisqueamos
los límites de la cordura y nos volvimos locos
de tanto querer crecer
pasándonos varias estaciones.
Era invierno y esta mi ciudad y tú mi calma,
o eso dicen los que presumen de habernos visto
lanzando cortes de manga a los kilómetros
que sin avisar, acuchillaban la pequeña burbuja
en la que ahora no me reconozco.

Es extraño el rostro que me devuelve el espejo
no es el mismo que aparece en las fotos del corcho
ni en tus recuerdos;
nunca he dormido en esta cama contigo ni he mentido
por desabrocharte los botones a deshora ni he gritado
hasta que estallaron en mi garganta todas tus salivas.

Me mataste. Y ahora
aquella no soy yo;

de repente una conversación
y una proposición: salvemos el domingo
que tú y yo, dices, ya nos hemos salvado antes,
mucho antes de matarnos
después.
Las cuentas pendientes me devuelven el olor de tu piel
el murmullo de la ciudad me dice que estás
en dónde estabas; pero no te encuentro.
Vuelvo a posar mis pies sobre las huellas de mis pies
y no encajan. Sigo teniendo el mismo pie
el mismo número y las mismas botas
pero, parece, no la misma vida.

Llueve,
y ni así consigo echarte de menos.

2 comentarios:

  1. Cuando me canse de leerte, que me maten.

    ResponderEliminar
  2. Es llegar a ti y no querer parar de leerte.

    Increíble.

    Un beso desde http://drogasyamoor.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar