19 de septiembre de 2012

El amor anda suelto por las calles...

He viajado a México más de mil veces sentada en las rodillas de mi abuelo. Siempre sonaba de fondo alguna de Chavela mientras saltábamos al otro lado del charco con sus palabras, sus historias arrugadas, sus ojos llenos de vida. Hablaba de Lázaro Cárdenas, de los exiliados, de la guerra, del amor sin medida. Aprendí con seis años que ser valiente significa subirse a un barco, dejarlo todo, empezar de cero. 

Pero de esas historias de mi abuelo hace muchos años ya. Después se cambiaron los papeles y de repente, era nuestro país el que se llenaba de inmigrantes. Y entonces odiamos a los inmigrantes (para nosotros todos son ilegales). Porque nos roban trabajo, nos roban dinero, nos roban sanidad, nos roban educación... nos roban aire para respirar. Y gritamos que si existen las fronteras es por algo. Y nos volvemos hipócritas, y nos volvemos cínicos. Porque lo paradójico del asunto no es que hayan sido los nuestros quienes lo hicieron en su día, si no que lo haces tú, hoy. Coges tu carrera, tu máster y tu paro y vuelas lejos de esta crisis que, más que económica, es social. Es una crisis de valores, de humildad. Y pretendes que en otro país te miren como a un igual cuando tú, aquí, miras por encima del hombro a cualquiera que tenga el mínimo rasgo de no ser como tú. Y nos volvemos cobardes, porque ¿sabes? los valientes son ellos.






Por eso no me extrañó que fuera en México, ese país en el que tantas veces he estado sin haberlo llegado a pisar, el que me enseñó a ser valiente con seis años, donde nace Acción poética. Un movimiento que consiste en hacer que las paredes escupan poesía desde hace más de una década. 
Armando Alanís Pulido, el padre de una de las iniciativas más bonitas que he visto, cubre de declaraciones de amor urbanas las calles de Monterrey, mensajes cortos que puedes leer en dos segundos. Como dice él, no te quita tiempo pero te da vida. Cada domingo emprende la búsqueda de una nueva pared en blanco para devolverle la poesía a la ciudad, para recuperar la magia de las palabras e invocar al amor en cada esquina. Y así, lleva más de cinco mil. La de sonrisas, suspiros, recuerdos... que habrá desatado con sus palabras a personas anónimas que se tropiezan con ellas. Mientras la gran ciudad se come el romanticismo, Armando llena de poesía la vida de cualquiera que lo lea sin querer.
Me ha parecido una bonita manera de pasar el miércoles: leyendo las calles.






















Que si las personas no pueden salvar el mundo, lo harán las palabras.

6 comentarios:

  1. No puedes llegar a imaginar lo mucho que me inspira todo lo que escribes y mas cuando, como en esta entrada, tienes tanta razón.
    Gracias, y es que "si las personas no pueden salvar el mundo, lo harán las palabras".

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  2. Gracias por escribir ésto y por ver que las palabras nos pueden salvar de la crisis, de la tristeza, de la soledad, de la muerte. Gracias. Es reconfortante leer cosas así. La paranoia y el miedo que se vive en todo el país es grande. Muy grande. Como la ignorancia, la desigualdad,y la violencia. Gracias.

    Un beso,
    un abrazo,
    desde un México que canta para no llorar, porque cantando, se alegran los corazones.

    :')

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  3. Me he enamorado de esta entrada, de acción poética y de cada una de sus frases. tiene toda la razón del mundo, no roba el tiempo pero si que nos da vida. Increíble.
    si no te importa voy a enlazar tu blog en mi twitter para que mis seguidores puedan leerte! :)

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  4. Si el texto ya es cojonudo, acabar con un " Que si las personas no pueden salvar el mundo, lo harán las palabras" ya deja el texto a otro nivel. Esa frase es de las que hay que escribir no sólo en los muros de la ciudad, sino en el corazón de cada uno, para que el mundo pueda cambiar de verdad.
    Por cierto he visto la foto de la cama con un pañuelo que tienes en el twitter.¿Es tuyo?, llevo toda mi existencia buscando pañuelos así. Gracias!

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  5. "no te quita tiempo pero te da vida" Admiro esta acción poética, ojalá en todas las ciudades...

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