12 de septiembre de 2011

El café que nunca tomamos.

Maggie intentaba que sus ojos no sobrepasaran el invisible muro que había formado el cenicero en el centro de la mesa, evitando a toda costa el contacto directo, mientras jugueteaba con un mechón de pelo como solía hacer antaño. Aunque el gesto coqueto de antes, ahora se forjaba en un ademán de cansancio e impaciencia. Había llovido demasiado desde aquella última vez. Estaba distinta, llevaba una camiseta de los Rolling Stones y una púa atada a una pulsera en la muñeca, pero seguía con la misma cara de niña que tantas noches de feliz insomnio le había proporcionado. Paul estaba perdiendo la paciencia, la miraba de reojo y traqueteaba, nervioso, los dedos en la mesa. Le sacaba de quicio la actitud pasiva que había en aquella reunión. También él estaba distinto. Los años pasan para todos. 
Habían decidido encontrarse en algún sitio ajeno. No querían saldar las cuentas pendientes en ninguno de aquellos cafés de la ciudad en los que habían pasado más horas hablando de amor que haciéndolo. Ambos pensaron que así sería más fácil, pero lo cierto es que ninguno se sentía cómodo, y parecían dos sombras de todo lo que habían sido. Separados por una mesa, un año, y doscientos kilómetros de distancia.
A penas habían intercambiado un par de palabras desde que se sentaran en aquel bar, hacía ya más de media hora, y estas se había limitado a un ¿qué vas a tomar? cuando el camarero se acercó a ellos. Café con leche y con hielo. Adivinó Paul inmediatamente. El café con hielo se toma solo, no con leche. Esas pequeñas manías imposibles de olvidar; la respuesta saltó a su cabeza como si saliera de una cajita que sacudía el polvo de los años de espera. Y cuando Maggie pronunció esas seis palabras, él no pudo evitar que se le escapara una sonrisa amarga. 
De repente le asaltó la terrible certeza de que, por mucho tiempo y esfuerzo que hubiera invertido en perder de vista por el camino a los fantasmas del pasado, estos no habían dejado de pisarle los talones en ningún momento. 

2 comentarios:

  1. la frase Parecian dos sombras de todo lo que habian sido es genial en serio.
    y el texto tambien!

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