2 de mayo de 2011

Last goodbye.

Y como es normal, todo nos explotó en la cara y nos dimos la ostia del siglo. Yo por idiota y tú, por demasiado listo. C'est la vie. Y ahora lloramos los dos, en dos ciudades distintas, y por motivos distintos. Pero al fin y al cabo, todo se resume en lo mismo: nos hemos perdido. Los dos. Tú y yo, que nunca significó nosotros. Y para ti y para mi, nunca significó lo mismo. Ya no queda café, ni ganas de tomarlo. Ni ganas de volver por las mañanas. Todas las canciones me suenan a lo mismo y me duelen los kilómetros que, sin pensarlo, he puesto de por medio. Esos que en realidad siempre existieron porque me acostumbré a tenerte, aún sabiendo que no te tenía. Y que lo cerca que estaba de ti era lo más lejos que había estado de nadie jamás. Te escribí tantas cosas que nunca has leído y es que, tal vez, nunca llegues a entender lo que he sentido por ti, por esta mentira que yo sola he elegido creerme. 
Por haberte pedido que me enseñaras a volar, y haberme creído que volaba... ahora viene cuando debería aprender a ir aterrizando, y a desenvolver todas esas noches que no vamos a tener. A desarropar todos los abrazos. A desaprender todas las canciones. Pero lo poco que nos queda sigue siendo demasiado, entonces vamos a esperar a que el tiempo haga su trabajo, y olvidar.
Te voy a echar de menos, y aunque este menos se convierta en más, tengo demasiado que perder.
No voy a regresar... no me lo pidas más.

2 comentarios: