24 de mayo de 2011

Concédeme el último baile.

El mundo se ha vuelto loco de remate, o quizás siempre lo ha estado y era yo la que estaba demasiado ocupada enamorándome que es ahora, cuando despierto de mi letargo, que empiezo a enterarme. Lo cierto es que entre manifestaciones, madrugones, exámenes, apuntes interminables, revoluciones, café, conciertos y canciones... te echo de menos. Pero no te echo de menos en la connotación romántica de esas cuatro palabras, sino que te echo de menos, simplemente. Por lo fácil que era todo cuando tú lo hacías fácil, like a Rolling Stone. Y lo difícil que me resulta cargar ahora con la pesadez de los días sin nadie que les ponga un poco de música. Al pensar en esas cuatro palabras, inconscientemente mi cabecita comienza a tararear "Echa el freno, que aunque te eche de menos, tengo tanto que perder...". Y ella echa el freno por mi. Sin embargo, ahora mismo mataría por oírte decir que, a pesar de todo, si que me has querido (como quieren los cobardes).
Y luego me voy por donde he venido. 

4 comentarios:

  1. Si te ha querido, al menos te quedan los recuerdos

    ResponderEliminar
  2. El despertar del letargo és, a menudo, un estado engañoso.

    ResponderEliminar
  3. hay una canción llamada Los Valientes de McEnroe que me recuerda un montón a esta entrada!

    ResponderEliminar
  4. Lo bonito son los recuerdos, no el final..
    Me encanta como escribes!
    Te sigo :)

    ResponderEliminar