6 de diciembre de 2010

¡Basta!

" Basta. Estoy fuera. De los recuerdos. Del pasado. Pero también estoy perdida. Antes o después las cosas que has dejado atrás te alcanzan. Y las cosas más estúpidas, cuando estás enamorado, las recuerdas como las más bonitas. Porque su simplicidad no tiene comparación. Y me dan ganas de gritar. En este silencio que hace daño. Basta. Déjame. Ponlo de nuevo todo en su sitio. Así... cierra. Doble vuelta de llave. En el fondo del corazón, allí... en aquella esquina. En aquel jardín. Algunas flores, un poco de sombra y después dolor. Ponlos allí, bien escondidos, te lo ruego, donde no duelan, donde nadie pueda verlos. Donde tú no los puedas ver.


Una de las cosas que más me cuesta comprender del mundo es la crueldad del ser humano. Disfrutar haciendo daño. Lo peor es cuando has cometido el error de dejar que la persona inadecuada te conozca, entonces... entonces estás perdido. Estás perdido igual que M. Porque cuando esa persona inadecuada quiera hacerte daño, lo hará. Sabrá escoger las cosas más dolorosas pensadas especialmente para ti, los golpes más bajos; sabrá exactamente que pieza tiene que mover para que esa herida que estaba casi cicatrizada, se vuelva a abrir, se quede de nuevo en carne viva. Sangrando, picando, doliendo. Y después de la puñalada, se irá. Tenlo claro. Sólo quería hacerte daño. Se marchará de nuevo. Dejándote solo con tus fantasmas, con tus recuerdos dolorosos y con tus heridas nuevamente abiertas. Y tú lo único que podrás hacer será quedarte sentado, esperando. Esperando a que vuelva a pasar el tiempo y coloque cada cosa en su sitio. Esperando... teniendo la esperanza, de que la próxima vez que ocurra, te hayas inmunizado lo suficiente como para que no te duela, como para que ya no sangres. Pero, no te engañes. Eso no pasará. El día que vuelva a aparecer con otra amarga sorpresa, seguirás siendo exactamente igual de vulnerable que hoy. Igual de vulnerable que M. Y te dolerá de nuevo. Y tendrás que poner el contador a cero... y volver a empezar. Eso es así. Porque el ser humano es así. Es cruel por naturaleza. Y disfruta haciendo daño, sobretodo... haciendo daño a los más débiles, como M. 

Hoy sólo me queda preguntarme, ¿hasta cuándo? 

Aquí M. no está a salvo, y yo tampoco. Hoy hemos empezado a hacer las maletas y a contar las horas que faltan para huir de aquí. Para volver a la ciudad donde no hay recuerdos que salgan de debajo de las mesas de los bares para reírse de M., de mi, de nosotras...

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