
Tiene ganas de encontrar ese portal entre todo esto lleno de nada, y volver allí. Sólo que esta vez sin sonrisa, ni ganas. Y sería la sorpresa más triste que se daría nunca en la historia de las sorpresas. Echa de menos los días en los que parecía que iba a estallar de felicidad. Ahora también está a punto de estallar, pero por motivo distinto. El caso es estallar, y punto. Ojala lo hiciera de una vez, y se acabara así esta angustia que recorre su cuerpo, esta sensación de haber perdido algo y no saber qué. El buscar y no encontrar. Una cosa es desenamorarse, dejar de querer. Otra cosa es olvidar, dejar de recordar. ¿Cómo se puede olvidar algo que se ha sentido tan dentro? Tan hasta el fondo de su alma. Se encuentra perdida entre calles que huelen a mentira. ¿Es así cómo se siente alguien que ha fracasado? Esperando ser vista y hacerse invisible a la par. Mendigando un poco de cariño por los rincones, por la barra de este bar que no es verde. Que no es casa. Y estos brazos tampoco son los brazos que quiere, pero la agarran fuerte y se siente protegida, por esta noche nada más. Besos amargos que saben a yotambiénintentoescapar. Porque todos tenemos algo de lo que escapar. Algo que olvidar. El frío ha vuelto de repente, y nadie quiere morir congelado. Nadie quiere estar solo, y menos en Enero. Aunque después, por la mañana, recuerde que la resaca de amor es peor que la de vozka. Y que las caricias de unas manos extrañas no ayudan a olvidar que un día, en este mismo lugar, hubo unas manos que la hicieron subir hasta el infinito.
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